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MASONERÍA Y CRUZ ROJA
Henri Dunant dedicó su
vida y su fortuna a conseguir la adopción de medidas para mitigar
la crueldad de la guerra. A él se debe la Convención de Ginebra de
la que salió el acuerdo de fundar la Cruz Roja Internacional.
Aunque no hay constancia documental de que de Henri Dunant fuera
masón, una tradición mantenida fielmente hasta hoy día lo
considera como tal.
Al igual que la obra
cumbre de Henri Dunant, la
Cruz Roja, otras
instituciones supranacionales, como los Boy-Scouts, los Juegos
Olímpicos, la Conferencia de Paz de La Haya, la Sociedad de
Naciones, la Primera Internacional, la ONU, etc. tradicionalmente
se vienen vinculando a la masonería en unos casos con más acierto
y fidelidad histórica que en otros. Así, por ejemplo, consta de la
activa participación de masones, y masones cualificados, en el
apoyo a las Conferencias de Paz de La Haya, a la Sociedad de
Naciones y Primera Internacional, siendo menos claro —al menos en
su fundación— el caso de los Boy-Scouts, los Juegos Olímpicos y la
ONU, si bien en todos los casos el ideario que impregna todas
estas instituciones está basado en el mismo que desde sus orígenes
defiende la masonería universal, es decir, en la fraternidad entre
los pueblos por encima de razas, naciones y creencias religiosas,
el pacifismo a ultranza, la universalidad y defensa de los
derechos del hombre, del ciudadano y de los pueblos; la igualdad
social y defensa del oprimido, perseguido y encarcelado; la
libertad, base indispensable de la convivencia fraternal; la
justicia sin paliativos; la formación integral del hombre; y
finalmente el antibelicismo que permita llegar a través del
desarme y el arbitraje internacional a esa Paz.
En el caso concreto del
fundador del Scoutismo, lord Robert Baden Powell estuvo muy
próximo al mundo masónico, ya a través de sus amistades e
informaciones, ya en la asimilación de algunos mensajes
pedagógicos y culturales de derivación masónica.
Con la Cruz Roja, lo que
sí parece estar fuera de dudas es la ayuda decisiva de la
masonería a la Cruz Roja a través de los cinco amigos que
integraron el llamado Comité de los Cinco, que daría paso al
primer Comité Internacional de la Cruz Roja. Y en especial se
suele señalar a su presidente Gustave Moynier, quien a la vez lo
era de la Sociedad Ginebrina de Utilidad Pública, una entidad
entroncada con la masonería de la época, y que fue, en realidad,
quien dio el primer gran impulso a las ideas de Dunant, y por lo
tanto a la Cruz Roja.
Pero es a partir de 1921
cuando la Cruz Roja adoptó lo que se han dado en llamar sus bases
filosóficas, o principios fundamentales; humanidad,
imparcialidad, neutralidad e independencia, que luego serían
completados con otros tres; carácter voluntario, unidad y
universalidad, que finalmente serían adoptados jurídicamente en
la XX Conferencia Internacional de la Cruz Roja y Media Luna Roja,
celebrada en Viena el año 1965, y que son los que están hoy día en
vigor. Basta su lectura atenta para descubrir que en todos ellos
late la propia filosofía
masónica, donde predominan las ideas de paz y amistad basadas en
un concepto de universalidad y humanismo fraternal que no admite
en sus logias ninguna controversia de orden político, racial,
religioso o ideológico, estando incluso prohibidos los temas
político-religiosos.
Extractado de: J.
A. Ferrer Benimeli, La masonería, Madrid, 2001, pp.
139-141.
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